Puigcerdá ya era en 1936 una villa de veraneo aristocrático donde los trabajadores vivían en duras condiciones junto a los chalets alpinos de la “Suiza catalana”. La sublevación militar del 18 de julio contra el gobierno de la República se encajó aquí como en todas partes, con la diferencia de que en Puigcerdá no había guarnición militar. El Comité Antifascista asumió el poder y los anarquistas protagonizaron la gestión de los asuntos públicos, hasta ser aplastados en abril del 1937 por las fuerzas regulares de los gobiernos de la Generalitat y la República. La liquidación del anarquismo en Puigcerdá constituyó el precedente inmediato de la misma operación a escala de toda Catalunya, a raíz de los Hechos de Mayo de 1937 en
Barcelona. La corta hegemonía anarquista en la capital de la Cerdaña no la hicieron pagar solo con la represión, también con el descrédito de los libertarios, presentados como salvajes y simbolizados hasta la caricatura en el dirigente Antonio Martín Escudero, apodado el Cojo de Málaga, como si la infirmidad y el origen geográfico contribuyesen a ello.
El libro monográfico sobre aquellos meses escrito por Jean-Louis Blanchon bajo el título Une expérience libertaire en Cerdagne: 1936-1937 no se encuentra en ninguna biblioteca pública de Catalunya (menos mal de la versión mecanoscrita existente en la Biblioteca de Catalunya, presentada por el autor como tesis doctoral en 1986 en la Universidad de Toulouse). En cambio ha sido reeditada la versión oficial de Francesc Viadiu titulada Delegat d’Ordre Públic de la Generalitat a Lleida la Roja, junto al libro de Joan Pons y Josep M. Solé Sabaté Anarquia i República a la Cerdanya (1936-1939) El Cojo de Málaga i els fets de Bellver, editado por Publicacions de l’Abadia de Montserrat.
Barcelona. La corta hegemonía anarquista en la capital de la Cerdaña no la hicieron pagar solo con la represión, también con el descrédito de los libertarios, presentados como salvajes y simbolizados hasta la caricatura en el dirigente Antonio Martín Escudero, apodado el Cojo de Málaga, como si la infirmidad y el origen geográfico contribuyesen a ello.
El libro monográfico sobre aquellos meses escrito por Jean-Louis Blanchon bajo el título Une expérience libertaire en Cerdagne: 1936-1937 no se encuentra en ninguna biblioteca pública de Catalunya (menos mal de la versión mecanoscrita existente en la Biblioteca de Catalunya, presentada por el autor como tesis doctoral en 1986 en la Universidad de Toulouse). En cambio ha sido reeditada la versión oficial de Francesc Viadiu titulada Delegat d’Ordre Públic de la Generalitat a Lleida la Roja, junto al libro de Joan Pons y Josep M. Solé Sabaté Anarquia i República a la Cerdanya (1936-1939) El Cojo de Málaga i els fets de Bellver, editado por Publicacions de l’Abadia de Montserrat.
Jean-Luis Blanchon expone que la afiliación sindical en la organización mayoritaria anarquista CNT ya era elevada antes de la Guerra Civil en Puigcerdá, comparable a la de otras villas como Vic, Ripoll o Ribes de Freser. Es evidente que su gestión del poder a partir de julio de 1936 incluyó violencias injustificables, aunque Blanchon añade: “Bajo la gestión de los anarquistas los pueblos conocieron mejoras sensibles”.
Sin embargo se sigue insistiendo hasta hoy de forma truculenta en la figura del dirigente Antonio Martín, el Cojo de Málaga. Trabajó en París y tenía familia en Puigcerdá, donde volvió a residir desde 1934. Fue uno de los delegados de la CNT de Puigcerdá en el Congreso de Zaragoza de mayo de 1936. Se convirtió en el líder reconocido del poder anarquista local durante aquellos primeros meses de la Guerra Civil.
La rivalidad de Puigcerdá con la segunda villa de la Cerdaña, Bellver, fue el detonante del trágico desenlace de la situación. También contribuyó a ello la rivalidad entre el dirigente anarquista de la localidad Joan Jordà, llamado Penja-robes, frente a Antonio Martín.
La negativa de las cooperativas lecheras de Bellver a sumarse a la colectivización del ramo ponía en cuestión la autoridad de Antonio Martín. Un grupo armado del comité de Puigcerdá se presentó a las puertas de Bellver el 27 de abril de 1937. Fue recibido a balazos y uno de ellos mató a Antonio Martín. La plaza mayor de Bellver de Cerdanya lleva hoy el nombre de Plaza 27 de Abril, y no es por la onomástica de la Virgen de Montserrat.
Representó el final de la experiencia anarquista de Puigcerdá. La instalación en la capital de la Cerdaña de unidades de refuerzo de los Guardias de Asalto y los Carabineros no estuvo exenta de represalias contra los anarquistas, como la matanza de seis trabajadores en la serradora colectivizada de Guils.
La tumba de Antonio Martín en el cementerio de Puigcerdá fue profanada en noviembre de 1941. La aureola del personaje, cargada de tintas, se ha visto acompañada en algunas ocasiones por la de la militante anarquista Concepción Guillén Martínez, la Leona de la Seu d’Urgell, fusilada en la tapia del cementerio de esta ciudad en mayo de 1943 tras un consejo de guerra sin ninguna garantía legal.
A partir de mayo de 1937 no se volvió a hablar de protagonismo de la principal fuerza sindical hasta entonces. Se habló de nuevo en febrero de 1939, cuando la Cerdaña constituyó una de las principales vías de salida hacia el exilio de las unidades combatientes anarquistas. Después, el silencio engulló la acción de los libertarios, alterado de vez en cuando por la revancha de las versiones de descrédito.
Gràcies per la detallada informació, desconeixia el tema
ResponderEliminarAcaban de publicar este libro relacionado con el tema: "Nacionalistas contra anarquistas en la Cerdaña (1936-1939)". Un saludo, creo que te interesará.
ResponderEliminarhttp://www.lamalatesta.net/product_info.php/products_id/60103