La avenida Lluís Pericot se ha convertido en una arteria muy transitada del nuevo ensanche urbano de Girona. Actualmente el nombre del personaje tal vez suene más por esta razón que por su biografía de prehistoriador eminente, desaparecido en 1978. A partir de ahora esta excusa ya no vale. El profesor de la Universitat de Barcelona Francisco Gracia Alonso acaba de publicar la biografía detalladísima del personaje que lleva el nombre de una transitada avenida gerundense. Se titula Lluís Pericot: un prehistoriador entre dos épocas (Urgoiti Editores, Pamplona 2017). Nacido en Girona en 1899, fue a los 28 años catedrático de Historia Antigua en la
Universidad de Valencia y a los 34 en la de Barcelona, donde ejerció hasta la jubilación. Discípulo del exiliado Pere Bosch Gimpera, le sucedió en la posguerra al frente de la escuela de arqueología de Barcelona y fue subdirector de Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CISC), entre otros cargos.
Universidad de Valencia y a los 34 en la de Barcelona, donde ejerció hasta la jubilación. Discípulo del exiliado Pere Bosch Gimpera, le sucedió en la posguerra al frente de la escuela de arqueología de Barcelona y fue subdirector de Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CISC), entre otros cargos.
El profesor Francisco Gracia, nacido en Barcelona en 1960, tal vez ya haya escrito más en su carrera universitaria que el maestro Pericot. No lo digo por la cantidad de títulos, sino por la costumbre de exhaustividad que le caracteriza, como si le costara mucho bajar del millar de páginas cuando se pone, por ejemplo en libros anteriores como De Iberia a Hispania, Roma, Cartago, iberos y celtíberos, Arqueologia i política, La arqueología durante el primer franquismo, El tesoro del “Vita” o la biografía que publicó en 2011 de Pere Bosch Gimpera.
Representa un grado de trabajo y de aportación que no se puede pagar con dinero, tan solo con la gratitud y el reconocimiento admirado de los lectores. El profesor Gracia se sitúa en el extremo opuesto a la capacidad de síntesis, sin dejar de tener el mismo mérito.
Su ímproba tarea sobre Lluís Pericot, su rigor académico sin fisura podrá servir perfectamente de base si algún divulgador decide en el futuro escribir un “gran tipo” o un “retrato de pasaporte” como los que hacía Josep Pla sobre grandes personajes de su época con un método científico distinto de amenidad literaria, incluso de subjetividad intencionada y maliciosa,
El prologuista del libro es un nieto del biografiado, el también prehistoriador y catedrático de la Universitat de Barcelona Josep M. Fullola Pericot. El prologuista sí que se ha visto forzado a la síntesis, dentro del espacio destinado habitualmente a un prólogo. También lo ha logrado con mérito. Lleva razón al apuntar: “La exhaustividad de los datos que el autor nos proporciona ha de llevarnos a una lectura que desembocará, sin duda alguna, en una digestión lenta y pausada, al tiempo que enriquecedora en extremo”.
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