Cuando este edificio era la sede corporativa de Aguas de Barcelona, en la esquina del Passeig de Sant Joan con Diputació, en lugar de la actual verja opaca y blindada había un pequeño estanque con dos cisnes majestuosos y casi domésticos a pie de calle, como símbolo promocional de la empresa ante transeúntes y usuarios. Lo recuerdo muy bien, mi padre trabajó ahí largos años. Irle a buscar a la salida de la oficina o pasar frente a ella una vez jubilado significaba contemplar los movimientos elegantes de los cisnes, decorativos pero bien vivos, de cuello torcido con tanta prestancia natural. Una barrera metálica muy baja impedía adentrarse en el estanque y molestar a los cisnes. A veces desaparecía alguno de los dos o ambos a la vez, quizás víctimas de la contaminación,
de alguna gamberrada o de la edad. Pronto reaparecían otros ejemplares de la misma especie. Cisnes, no patos. No pretendían tener la grandiosidad escénica del clásico ballet en cuatro actos de Chaykovski El lago de los cisnes, pero se dejaban contemplar de cerca en sus evoluciones naturales en pleno barrio del Eixample.
de alguna gamberrada o de la edad. Pronto reaparecían otros ejemplares de la misma especie. Cisnes, no patos. No pretendían tener la grandiosidad escénica del clásico ballet en cuatro actos de Chaykovski El lago de los cisnes, pero se dejaban contemplar de cerca en sus evoluciones naturales en pleno barrio del Eixample.
El año 2005 la Generalitat compró el edificio desocupado por la Sociedad General de Aguas de Barcelona (Agbar) y realizó algunas reformas como nueva sede del departamento de Interior. Una de aquellas reformas consistió en eliminar el antiguo acceso desde la calle y colocar una horrorosa “verja de seguridad”, pese la campaña municipal por la transparencia urbana entre edificios siempre que sea posible.
La Generalitat compro la sede en 2005 por 42 millones de euros. En 2014 lo puso a la venta por una cantidad de salida entre 24 y 30 millones. No ha encontrado comprador hasta hoy El departamento de Interior sigue instalado detrás de su verja. La Sociedad General de Aguas de Barcelona ha decidido recientemente trasladar la sede social a Madrid. Todavía paso con frecuencia por la esquina del canto del cisne desaparecido y de la espantosa verja, la esquina del mal negocio de todos.
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