Aida Pujadas Mestres tiene 25 años y su pareja Pau Frigola Coll 26, pero han dado un vuelco a la imagen de la extensa plantación de manzanos del abuelo en el Mas Saulot de Palau-sator. La han convertido en el establecimiento de moda este último verano en el Baix Empordà. Es una de las pocas productoras de sidra en Catalunya y han sabido conectar con el turismo. Es posible que su sidra (afrutada, de baja graduación alcohólica, filtrada y ligeramente gasificada), así como los zumos de cuatro variedades de manzanas y el vinagre de sidra de la casa, tarden una poco más en imponerse en el consumo mayoritario que las nuevas instalaciones de la plantación, en les que el flujo de visitantes es constante. A pesar de que en temporada
baja el restaurante de platos relacionados con la manzana solo abre los fines de semana, Aida y Pau no paran de guíar visitas de grupos a la plantación, las instalaciones y la tienda.
baja el restaurante de platos relacionados con la manzana solo abre los fines de semana, Aida y Pau no paran de guíar visitas de grupos a la plantación, las instalaciones y la tienda.
El abuelo Pere Frigola Casadellà inició la actividad frutícola en el Mas Saulot más de cincuenta años atrás, hasta convertirse en fundador, presidente y gerente de la cooperativa Girona Fruits, que ahora reúne a 22 familias productoras (junto a las cooperativas Giropoma y Fructícola Empordà conforman la Indicación Geogràfica Protegida o IGP Poma de Girona). El hijo Llorenç Frigola Vidal nació en este Mas Saulot en 1963 y se dedicó a la finca como a ingeniero agrónomo y presidente de la IGP Poma de Girona. El nieto Pau Frigola Coll ha olido el viento del turismo de la manzana, además de las nuevas tecnicas de marketing de los derivados de esta fruta.
Ahora la empresa Agroalimentaria Mas Saulot cultiva 70 hectáreas en distintas fincas de los alrededores. En 2017 recibió el Premio a la Innovación Tecnológica Agroalimentaria por la implantación de un nuevo modelo de negocio, basado en dar valor añadido a las manzanas mediante la transformación hacia productos innovadores de calidad, con un modelo que fomenta la economía local, colaborativa, circular y sostenible.
Recorrer los campos de manzanos y las instalaciones con las explicaciones de Aida y Pau se ha convertido en una concurrida experiencia, aunque se trate de plantaciones intensivas. El manzano había sido un árbol de copa frondosa, robusta, esbelta, redonda como la bola del mundo. Alguno llegaba a centenario o al menos alcanzaba una ancianidad venerable y mansamente productiva. Actualmente los han convertido en hileras de plantación de arbolitos enclenques, muy rentables para la producción en serie. Las manzanas de hoy se fabrican como los huevos de gallina en les granjas industriales.
Debajo de un viejo manzano el físico inglés Isaac Newton se encontraba en estado contemplativo un día del año 1666 cuando vio caer una manzana al suelo y formuló la ley de la gravitación universal, uno de los progresos más decisivos de la ciencia. El mérito no fue de la manzana ni de su propia mirada, sino de la capacidad de observar, sorprenderse e interpretarlo.
Las 90.000 toneladas anuales de manzana gerundense representan apenas el 30% de la producción catalana, dominada por gigantes leridanos, una ínfima gota entre el millón de toneladas anuales del conjunto de España. En primavera, las flores brotan en los manzanos ampurdaneses, tendidos como un lecho nupcial del paisaje. Ya no son aquel jardín de las Hespérides del mito del paraíso terrenal, pero yo me lo sigo imaginando.
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