30 ene 2019

Recuerdo en vivo de la “lozana andaluza” en Roma

Mientras escribíamos a cuatro manos el libro Roma, passejar i civilitzar-se, Rossend Domènech me llevaba algunos días a comer o cenar con amigos, por ejemplo en casa de la actriz Maria Rosaria Omaggio, después de que yo la hubiera haberla contemplado in puribus naturalibus en la pantalla grande como protagonista de la película La lozana andaluza y en las revistas de “destape” de su época de jovencita turgente y desacomplejada. Los papeles de Venus siempre han sido difíciles de interpretar, en el cine y en la vida real, por el despojamiento no solo vestimentario que
exigen, sin más artificios que el talento natural. Maria Rosaria Omaggio los interpretaba con elegancia.
Eran unas veladas amenas, de largas y animadas sobremesas. A la anfitriona le complacía rodearse de amistades jóvenes, dentro de su lucha contra el fatídico paso del tiempo. Algunos días aparecía una guitarra y coreábamos el tema popularizado por la cantante Mina:

Invece no, invece no, la vita è quella che tu dai a me.
In guerra tutti giorni sono viva, sono come piace a te.
Ti odio, poi ti amo, poi ti amo, poi ti odio, poi ti amo...
Non lasciarmi mai più, sei grande, grande, grande come te,
sei grande solamente tuuu...


Maria Rosaria Omaggio presidía el encuentro con una caída de ojos, una sonrisa indescifrable y una hospitalidad satisfecha. Actualmente la novela Retrato de la lozana andaluza se encuentra reeditada como clásico del género picaresco, escrita por el clérigo andaluz Francisco Delicado sobre las artes amatorias más atrevidas, ambientada en Roma e impresa en la licenciosa Venecia en 1529.
A raíz de una de las reediciones, escribió Juan Goytisolo: "La lista de razones de admiración por la modernidad atemporal de La Lozana sería interminable. Toda nueva edición es una buena noticia: la confirmación de que su rico caudal mana libremente".
Para mi posee la cara precisa, la piel alabastrina y la caída de ojos de Maria Rosaria Omaggio y el sonido de las canciones de aquellas veladas romanas en su casa.



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