Al tomar Quim Curbet esta foto pocos días atrás al pie de la Fontana dei Libri romana, Rossend Domènech acababa de comunicarnos que a finales de mes presentaba su libro de ensayo Els nous bàrbars, publicado por la editorial Gregal. La presentación barcelonesa tuvo lugar ayer martes en la librería La Central del Raval. Asistí. Nos une una vieja colaboración, somos autores a cuatro manos del libro Roma, passejar i civilitzar-se. Él sigue viviendo en Roma, yo sigo yendo. Nos libramos a paseos y sobremesas similares a los de años atrás y arreglamos el mundo. Ahora él acaba de poner sus observaciones
por escrito: “No estamos en una crisis más o menos larga, sino en un cambio de época de la Historia. Cuando suceden estos cambios llegan siempre los forasteros, las novedades, los bárbaros. Los hay positivos y negativos. En cualquier caso, pondrán fin a nuestro sistema de vida. Tan solo sobrevivirán quienes se adapten mejor al nuevo ecosistema”.
Durante los parlamentos de la presentación de ayer, el pensamiento se me fue volando hacia nuestra última sobremesa, con paseo hasta el Pantheon y el café del bar Sant’Eustachio. También recordé la frase que me dijo años atrás, en el momento preciso de ponernos de acuerdo para escribir Roma, passejar i civilitzar-se, extrayendo por un instante el humeante cigarro toscano de la comisura de los labios, con un ojo entrecerrado por los efectos del humo: “Sabes qué, tu pondrás el eros y yo el pathos”.
Recuerdo con exactitud el instante y el sonido de aquella frase bautismal, con el añadido de algún vasito de grappa durante la sobremesa, mucho antes de que Rossend descubriera que el consumo de grappa perjudica la próstata y que escribir libros es una lata. Sobre esto último se ha echado atrás, con un pathos intacto.
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