5 ago 2019

La finca y los jardines de Cap Roig, un sueño a medias

Al comprar con dinero público en 1969 la finca litoral del castillo y los jardines de Cap Roig en Calella de Palafrugell por parte de Caixa de Girona, la escritura estipulaba por deseo de los propietarios, el matrimonio Voevodsky, que en adelante se consagraría al uso público. Caixa de Girona fue absorbida por La Caixa. Desde 2001 se organiza un festival musical de verano, con gradas montadas en los jardines para más de 2.000 espectadores y las zonas de aparcamiento en el perímetro. Ahora La Caixa ha presentado un plan urbanístico para construir en el interior de la finca dos edificios más de nueva planta, aprobado por los servicios de Urbanismo de la Generalitat y por los dos ayuntamientos implicados (Palafrugell y Mont-ras). La entidad SOS Costa Brava ha presentado un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya para
alegar que la administración pública concede un trato de favor al grupo bancario en un terreno no urbanizable.
El balance de estos últimos treinta años de uso público de la privilegiada finca de Cap Roig por Caixa de Girona y acto seguido La Caixa es pobrísimo. Los jardines son accesibles todo el año, en verano se convoca con criterio exclusivamente comercial el festival musical. Nada más.
La iniciativa de SOS Costa Brava no apunta solo a la presunta irregularidad urbanística proyectada, también al escaso respeto de las condiciones de cesión de la finca por el matrimonio Voevodsky, a la falta de ambición demostrada pos los responsables de su disfrute público.
El jardín botánico de la finca Cap Roig lo abrió el matrimonio Voevodsky a la visita pública a partir de 1934. No pudo culminar el castillo hasta 1974, gracias al contrato de cesión de la finca después de su muerte a la Caja de Ahorros de la Diputación de Girona. Nicolás Voevodsky falleció en 1975, Dorothy Webster en 1980.
Los actuales visitantes del jardín botánico y los asistentes al festival de verano conocen muy poco el origen de esta finca, la procedencia del “legado de un sueño”, como se titula el libro que dediqué el año 2000 al “ruso” y la “rusa” que llegaron a Calella de Palafrugell en 1927 con la intención de comprar todos los terrenos costeros que les ofrecieran, y lo cumplieron.

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