Algunas revistas locales tienen el mérito de publicar informaciones de proximidad que los medios generales no valoran lo suficiente. A veces esas revistas locales están muy bien hechas y despiertan un entusiasmo lector que arrastra a aplaudirlas. Es el caso del último número de la revista semestral Alberes, dedicada desde 2009 a la franja fronteriza ampurdanesa. La dirigió de forma esforzada desde el principio David Pujol, que acaba de ser relevado per Roser Bech Padrosa. La nueva directora debuta con un dossier de impacto sobre "La dona a pagès” que ya lleva su marca. Los artículos hacen justicia de forma detallada y poco usual a protagonistas con frecuencia silenciadas. El tema, colocado en según qué manos, se prestaría a un arcaismo antropológico, una nostalgia de la antigüedad, un enfoque de vuelo corto y sabido. En cambio este número de la revista Alberes es de una modernidad escandalosa, de una actualidad rabiosa, cargado de informaciones de detalle sobre el presente a través de ejemplos personalizados que expone por escrito y en fotografía. Es preciso apresurarse a leerlo ni que sea para ver escrito negro sobre blanco que el retrato literario de los
payeses acuñado por Josep Pla rozaba la misoginia, un aspecto hasta ahora poco considerado. También para conocer a las nuevas payesas jóvenes o para leer las declaraciones de Íngrid Pou, ingeniera técnica agrícola de la cooperativa de Castelló d’Empúries: “La agricultura será digital o no será”. El trabajo rural y la información local encuentran en este número no solo un repaso histórico, sobre todo un repaso de futuro reconciliado con la calidad y una idea determinada de modernidad.
payeses acuñado por Josep Pla rozaba la misoginia, un aspecto hasta ahora poco considerado. También para conocer a las nuevas payesas jóvenes o para leer las declaraciones de Íngrid Pou, ingeniera técnica agrícola de la cooperativa de Castelló d’Empúries: “La agricultura será digital o no será”. El trabajo rural y la información local encuentran en este número no solo un repaso histórico, sobre todo un repaso de futuro reconciliado con la calidad y una idea determinada de modernidad.
Por cierto, la revista Alberes no es más que una de las cuatro hermanas gemelas de la editorial Gavarres, junto a las otras cabeceras semestrales dedicadas a otras comarcas como son Gavarres, Cadí-Pedraforca y Garrotxes, así como de libros convencionales de temática local. Todas sus publicaciones se distinguen por un diseño moderno, por aquella fe en la información local con mentalidad de hoy. El reporterismo de calidad no solo se vive en las grandes capitales.
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