9 nov 2020

Las musas de la inspiración: hola y adiós

Las musas de la inspiración existen, ¡claro que existen! Son unas señoras algo caprichosas, llegan y se van cuando quieren, sin normas, compromisos ni horarios. A veces se ausenten una larga temporada, en otros períodos no sabes cómo decirles basta. Las musas de la inspiración son de algún modo como las legendarias meigas gallegas: “Haberlas haylas, y hay que saber besarlas”. Es preciso acogerlas afectuosamente a su llegada y no preocuparse en exceso cuando huyen. Así pues, vistas tales características de su volatilidad, vale más no depender mucho de ellas. Cada uno debe hacer su camino, con cierto grado de independencia de la compañía evanescente de las musas. En cualquier labor, la creatividad está hecha de un 10% de inspiración y un 90% de transpiración. La parte más pesada es la primera, aunque no lo parezca, porque depende de la aparición voluble de una súbita claridad, después de darle muchas vueltas confusas. Pero las vueltas confusas y aparentemente estériles tienen que haberse dado de manera indispensable. Representan la parte más voluminosa y desagradecida, pero también la auténtica base, los cimientos. La inspiración no es más que un destilado de las gotas de sudor, una depuración tenaz, disciplinada y muy cabrona. Las musas nunca regalan nada.

0 comentarios:

Publicar un comentario