Charles Dickens |
En Londres el año 2012 no es tan solo el de los Juegos Olímpicos del próximo verano. Es también –o sobre todo--- el Año Dickens. Arranca hoy 7 de febrero, fecha del bicentenario del nacimiento del popularísimo escritor de Oliver Twist, David Copperfield, Pickwick o Grandes esperanzas, el primero en convertir Londres en sujeto literario de un nuevo alcance.
La Londres dickensiana daba mucho de sí: pasó
de un millón de habitantes en 1800 a cuatro millones y medio a finales del siglo XIX. Era la mayor ciudad del mundo, el centro de la revolución industrial, del poder financiero y del imperio británico. También era un descomunal foco de miseria de las clases populares.
El más reconocido de sus biógrafos, Peter Ackroyd, dice que el episodio que marcó la vida de Dickens fueron los meses que tuvo que trabajar en una insalubre fábrica de betún, cuando sus padres fueron encarcelados por impago de deudas. Karl Marx escribió que las novelas de Dickens “habían proclamado más verdades de calado social y político que todos los discursos de los profesionales de la política, agitadores y moralistas juntos”.
Por cierto, la gran biografía publicada veinte años atrás por Peter Ackroyd sobre Dickens acaba de ser traducida al castellano por Edhasa, en una versión reducida a 704 páginas (la versión original tiene 1.195), que sin embargo se vende al respetable precio de 44’50 euros.
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