Tenía un apremiante deseo de ver la última película del director Martin Scorsese, titulada “El lobo de Wall Street”, protagonizada por Leonardo DiCaprio sobre la gran estafa de los brokers bursátiles, nominada a cinco Oscars. Después de que Scorsese retratase a la mafia en “Uno de los nuestros” y el juego en “Casino”, el estreno prometía. Hollywood ha puesto 100 millones de dólares en la producción y es posible que los multiplique en beneficios de taquilla. Eso demostrará una vez más la idea de la película: la cuestión es hacer dinero como sea. La coartada moral y banal del film se basa en el caso particular de un broker determinado, un hábil estafador que en los años 1990 se convirtió en
multimillonario a los 30 años mediante la compra-venta fraudulenta de acciones de pequeñas empresas, a fuerza de arruinar a los impositores que le confiaban el dinero con la esperanza de ganancias rápidas. Sus delitos le costaron una pena mínima de 22 meses de cárcel y la condena a restituir 110 millones de dólares. No lo ha hecho, y ahora vive en un chalé de la playa más cotizada de Los Angeles.
multimillonario a los 30 años mediante la compra-venta fraudulenta de acciones de pequeñas empresas, a fuerza de arruinar a los impositores que le confiaban el dinero con la esperanza de ganancias rápidas. Sus delitos le costaron una pena mínima de 22 meses de cárcel y la condena a restituir 110 millones de dólares. No lo ha hecho, y ahora vive en un chalé de la playa más cotizada de Los Angeles.
La història real del timador Jordan Belfort, encarnado por DiCaprio como un energúmeno de codicia, es anterior a la crisis de Wall Street de 2008, la quiebra igualmente fraudulenta de los especuladores financieros a gran escala y sus “productos” tóxicos mundializados a través de la red bancaria, mientras las autoridades reguladoras y los desgobiernos democráticos miraban hacia otro lado, una crisis que todos estamos pagando rescatando a los bancos con dinero público a cambio de severos recortes en servicios básicos y derechos sociales.
Como ha escrito el editorialista del New York Times, Joe Nocera, la película de Scorsese “no se aproxima ni de lejos al tipo de sufrimientos que Wall Street es capaz de infligir”. El timador de la película era un pez chico, un pecado venial, un ladrón común. El director Martin Scorsese dedica tres horas y un presupuesto de 100 millones de dólares a exponer una historia que el diputado catalán David Fernández (CUP) resumió claramente en un minuto cuando el ex presidente de Bankia (entidad rescatada con 24.000 millones de euros públicos), ex ministro de Economía español y ex presidente del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, compareció en noviembre de 2013 ante la comisión del Parlament de Catalunya que indaga (aunque poquito) sobre “Posibles Responsabilidades Derivadas de la Actuación y la Gestió de las Entidades Financieras y la Posible Vulneración de los Derechos de los Consumidores”.
Como ha escrito el editorialista del New York Times, Joe Nocera, la película de Scorsese “no se aproxima ni de lejos al tipo de sufrimientos que Wall Street es capaz de infligir”. El timador de la película era un pez chico, un pecado venial, un ladrón común. El director Martin Scorsese dedica tres horas y un presupuesto de 100 millones de dólares a exponer una historia que el diputado catalán David Fernández (CUP) resumió claramente en un minuto cuando el ex presidente de Bankia (entidad rescatada con 24.000 millones de euros públicos), ex ministro de Economía español y ex presidente del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, compareció en noviembre de 2013 ante la comisión del Parlament de Catalunya que indaga (aunque poquito) sobre “Posibles Responsabilidades Derivadas de la Actuación y la Gestió de las Entidades Financieras y la Posible Vulneración de los Derechos de los Consumidores”.
El diputado David Fernández le dijo mostrándole su sandalia : “¿Sabe qué es esto? ¿Sabe qué hacen en Irak con esto, como símbolo de humillación y menosprecio al poder del poder? Lo digo porque dejó un paisaje devastado con un gobierno en la guerra de Irak y desde otras esferas ha participado en una guerra económica contra los pobres, generando paisajes devastados en el Estado español. Y la pregunta es: ¿usted tiene miedo?”
Rodrigo Rato le respondió: “¿A quién, a usted?”. Y Fernández concluyó: “No, a perderlo todo un día, com ha ocurrido a millones de familias. A la gente, a que un día la gente se harte. ¿Usted tiene miedo? Nos vemos en el infierno. Su infierno es nuestra esperanza, es la calle. Hasta pronto, gangster. Fuera la mafia”.
Para ejemplificarlo en un caso real de pequeñas dimensiones, el talento de Martin Scorsese ha necesitado tres horas de película, 100 millones de dólares y, sobre todo, intentar que se multipliquen.
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