Hijo de madre rusa y padre gallego exiliado, nació en Samarcada (Uzbekistán) en 1942, pero se crió en el gran puerto ucraniano de Odessa, junto a la legendaria escalinata portuaria de la Pótiomkinskaia Léstnitsa, inmortalizada en el film El acorazado Potemkin. A los 15 años regresó a Barcelona, participó en la Escuela de Arte Dramático Adrià Gual y en el Taller de Arquitectura de Ricardo Bofill desde la fundación. Pese a haberse criado de adolescente en Barcelona, donde proyectó el nuevo Teatre Lliure para su amigo Fabià Puigserver, se ha consagrado como arquitecto en París, donde ahora tiene en proyecto una descomunal iglesia rusa junto a la torre Eiffel y el Sena, sufragada por Putin como escaparate de la Gran Rusia de hoy. Manuel Núñez Yanowski, catalanohablante, es un seductor nato. Su
asombrosa historia personal resulta muy poco conocida. Es preciso ir a buscarla en las conversaciones que mantuvo el año 1990 con Fabià Puigserver para el volumen nro. 38 de la colección Diàlegs a Barcelona: “El ruso y muchas lenguas eslavas hacen una distinción entre la idea de rodina, en femenino, que en catalán sería ‘país de nacimiento’, y otechestvo, que significa ‘patria’, el país ‘de origen del padre', en masculino. Soy soviético de nacimiento. La familia de mi madre, durante los últimos cuatro siglos, residía a Ucrania occidental. Esta es mi rodina. Mi otechestvo es España, el país de mi padre, la Galicia atlántica. Catalunya, Barcelona, es mi escuela, porque conozco mejor a Maria Aurèlia Capmany que a Rosalía de Castro, Espriu mejor que a Valle Inclán. Los conozco no solo por haberlos leído, sino por haber vivido con ellos mis años de formación. Muchas de sus ideas pasaron a mi, son mías”.
En Francia, en Rusia, en Crimea es un hombre de permanente actualidad. Aquí no tanto, pese a los motivos.
asombrosa historia personal resulta muy poco conocida. Es preciso ir a buscarla en las conversaciones que mantuvo el año 1990 con Fabià Puigserver para el volumen nro. 38 de la colección Diàlegs a Barcelona: “El ruso y muchas lenguas eslavas hacen una distinción entre la idea de rodina, en femenino, que en catalán sería ‘país de nacimiento’, y otechestvo, que significa ‘patria’, el país ‘de origen del padre', en masculino. Soy soviético de nacimiento. La familia de mi madre, durante los últimos cuatro siglos, residía a Ucrania occidental. Esta es mi rodina. Mi otechestvo es España, el país de mi padre, la Galicia atlántica. Catalunya, Barcelona, es mi escuela, porque conozco mejor a Maria Aurèlia Capmany que a Rosalía de Castro, Espriu mejor que a Valle Inclán. Los conozco no solo por haberlos leído, sino por haber vivido con ellos mis años de formación. Muchas de sus ideas pasaron a mi, son mías”.
En Francia, en Rusia, en Crimea es un hombre de permanente actualidad. Aquí no tanto, pese a los motivos.
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