La víspera de cumplir 39 años declarados, Angelina Jolie ha confirmado esta semana en Los Angeles que mantiene el proyecto de encarnar a Cleopatra en el cine y que tal vez será su última película como actriz. Por más que alimente de este modo las expectativas, no lo tendrá fácil para superar el recuerdo de Elizabeth Taylor en el mismo papel, en la película que la unió con Richard Burton. El pasado año se conmemoró el 50 aniversario del estreno de la legendaria Cleopatra de Liz Taylor, concretamente el 12 de junio de 1963 en Nueva York y el 2 de diciembre siguiente en Barcelona. Yo era pequeñito, pero el impacto de aquella producción
hollywoodiense quedó marcado en mi retina infantil. La promoción del film situó un inmenso mural del cartel oficial en la valla del céntrico solar en construcción del Paseo de Gracia esquina con la calle Rosellón, frente a la concurrida cafetería Samoa. La casualidad y las dimensiones de la valla publicitaria pintada sobre la pared del solar hicieron que el escote de Elizabeth Taylor, majestuosamente reclinada, quedase en una posición visual muy centrada, a la altura de la vista de los numerosos peatones. El protagonismo de Liz Taylor actuaba de principal atractivo comercial de la película y la actriz nunca escondió el interés de su escote, sobre el que se inclinaban hambrientos tanto Julio César como Marco Antonio y los espectadores en general.
Pocos días después de instalada la valla publicitaria en la céntrica esquina barcelonesa, el escote de la actriz apareció cubierto con violentos brochazos de alquitrán y la palabra “DECENCIA” garabateada en grandes letras. La caverna puritana, entonces plenamente en el poder, mostraba su influencia activa en la vida pública. El cartel censurado de aquella manera duró largos meses en su sitio, al mismo tiempo que incrementaba la cantidad de espectadores que corrían a ver la película y sus atractivos, planteados desde el propio cartel oficial.
La superproducción dirigida por Joseph L. Mankiewicz alcanzó cuatro Oscars, pero eso es menos recordado por el amplio público y las retinas infantiles. Angelina Jolie no lo tendrá fácil, decía, aunque las campañas hollywodienses de promoción puedan volver a hacer milagros.
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