Me he llevado una alegría al saber que la colección Josep Pla, que edita el servicio de publicaciones de la Diputación de Girona bajo la dirección de Lluís Muntada, reeditará la narración de Manuel Brunet El maravilloso desembarco de los griegos en Ampurias, una de les pequeñas grandes joyas de la literatura catalana, pese a que muchos opinen lo contrario por falta de sentido del humor, de paladar o de información. A despecho de ser mirada tantas veces por encima del hombro con el vistazo oblicuo de la condescendencia, esa narración ha merecido numerosas reediciones hasta hoy mismo. Apareció el año 1925 en Edicions Diana de Barcelona y en 1933 se reeditó en la serie Quaderns Literaris que dirigía semanalmente el
editor Josep Janés en formato de cuaderno y sencillo papel de diario. En 1943 Destino la publicó en castellano, conjuntamente con El Ampurdán y los ampurdaneses, tal como lo hará ahora la colección Josep Pla en versión original. En 1956 reapareció en catalán en la editorial Selecta, en 1985 en la editorial Ausá de Sabadell y en 1993 en la editorial Parsifal de Barcelona.
editor Josep Janés en formato de cuaderno y sencillo papel de diario. En 1943 Destino la publicó en castellano, conjuntamente con El Ampurdán y los ampurdaneses, tal como lo hará ahora la colección Josep Pla en versión original. En 1956 reapareció en catalán en la editorial Selecta, en 1985 en la editorial Ausá de Sabadell y en 1993 en la editorial Parsifal de Barcelona.
A raíz de aquella penúltima reedición de 1993 salté sobre la ocasión para escribir en mi columna semanal del suplemento de Cultura del diario Avui: “Uno de los ejemplares más queridos de mi biblioteca doméstica, formada a lo largo de muchos años de tirar libros y guardar solamente los que puede admitir el espacio limitado de que dispongo en casa, no es ni siquiera un libro, sino un folleto. Las páginas de mi ejemplar de la segunda edición de El maravilloso desembarco de los griegos en Ampurias se encuentran desencajadas, amarillentas, subrayadas y anotadas en lecturas sucesivas. A pesar del aspecto roñoso que ha acabado adoptando el folleto, siempre lo he valorado como un pequeño tesoro y por eso celebro que haya sido objeto de una reedición en forma de libro por parte de Edicions Parsifal de Barcelona. Celebro más aun que el profesor de literatura y crítico literario Ramon Pla i Arxé haya dedicado a la reedición un artículo de admiración rendida, una confesión valiente, una invitación sin ambages: ‘Si lleva días sin sentirse satisfecho de sus lecturas y tiene una cierta sensación de desierto literario, créame, deténgase en este texto: es un oasis. Una mezcla magistral de buen gusto, de socarronería, sensualidad, realismo y artificio: uno de los mejores productos literarios del Noucentisme’.
“Pues bien –proseguía yo en la reseña-- ese producto literario ha sido visto muy a menudo como una obra menor, marginal, una extravagancia anecdótica o pintoresca, fruto de la pluma de un periodista estrafalario. El autor ha sido considerado un vicense levítico (nacido en Vic y criado en su seminario), reconvertido en ampurdanés ferviente y postizo por alianza matrimonial con una heredera de Castelló d'Empúries. Le han retratado en sus libros Josep Pla, Domènec Guansé, Néstor Luján, Joan Guillamet, Jordi Pla o incluso yo. Da igual, Brunet sigue sin formar parte de la nómina literaria nacional. Murió en 1956 perfectamente "pobre y amargado". El mundo literario catalán contiene el mismo grado de cicatería que cualquier otro. De vez en cuando aparece una sagaz reedición de alguna joya olvidada, un comentarista perspicaz se da cuenta del agravio persistente y proclama la excelencia del hallazgo. Seguramente los lectores como yo guardan calladamente esas obras en ediciones desencajadas por el uso, con la íntima sensación de que ayudan a contrapesar las plúmbeas ediciones de prestigio gracias a cuatro sencillas hojas de papel en las que la grandeza campa con todo confort” (Avui, 20-2-1994).
La reedición de 1993 también sirvió para que el narrador y crítico literario ampurdanés Vicenç Pagès Jordà sacase de nuevo el trabuco contra quienes escribimos sobre el Ampurdán sin ser sus hijos por derecho de sangre, por vía genética. Decía Pagès en su comentario, escrito quizás un día en que había encajado algún disgusto o que la tramontana soplaba a contrapelo: "Fuster estableció la proporción exacta en que el Ampurdán aparece como tema principal de la literatura catalana desde la Renaixença: un 30 % del total. De este porcentaje, una parte no desdeñable ha sido escrita por autores no nativos que se han acercado con reverencia a los tópicos más nauseabundos. El problema de estas especulaciones antropológicas es que el nativo que no es extravertido en la capa exterior -- pongamos por caso que no se sube a la mesa para declamar epigramas truculentos al segundo carajillo-- es sospechoso de lesa traición a los orígenes y, en definitiva, de impostura. Es el precio de formar parte de una supuesta reserva espiritual. Manuel Brunet (Vic 1889-Figueres 1956) fue un periodista de tendencia católica que, entre otras cosas, se entretuvo en pergeñar unas páginas de divertimento alrededor del Ampurdán, tituladas El maravilloso desembarco de los griegos en Ampurias, ampliamente elogiadas por su amigo y colega Josep Pla".
Vicenç Pagès añadía que la visión idílica de Brunet sobre el Ampurdán solo se puede defender a efectos puramente literarios, una vez convertida la comarca en "suburbio barcelonés y cuando ya nadie sabe cuántas curvas tendrá que describir el AVE para no atravesar ningún campo de golf". También decía que el tono de aleluya del libro de Brunet prefigura las aventuras de Asterix, que reconvierte el mito de la sirena y el pastor en el mito del griego y la payesa, aunque con el paso del tiempo "se le puede perdonar este enfoque parcial". Acababa pidiendo que se dividiesen de una vez los dos Ampurdanes, el territorio mítico y el real: "Alguien debería quizás plantearse la búsqueda de una palabra nueva para eliminar de una vez por siempre esta molesta confusión" (El Punt, 13-2-1994).
Le contesté en otro artículo y luego en otro libro que a mi me gustan por igual ambos Ampurdanes, el suyo y el mío, el literario y el real, Manuel Brunet y Vicenç Pagès. Y me declaré dispuesto a colaborar en la búsqueda de un nombre distinto para cada uno, siempre que quede permitido compartirlos en coexistencia pacífica. De eso hace ya veinte años y ahora polemizaría menos con Vicenç Pagès, sin trabucos, sobre el Ampurdán real.
El maravilloso desembarco de los griegos en Ampurias es sin duda una narración bucólica y pastoril, una Dafnis y Cloe de provincia. El autor retoma la popular leyenda fundacional ampurdanesa del encuentro del pastor y la sirena, y con eso monta la historia del enamoramiento del Marinero griego recién llegado y la joven nativa Tamariu. La monta bien, dentro de unos parámetros literarios que aportan lo que los arqueólogos no siempre han sido capaces de mostrar: el papel de los sentimientos en la historia. La cantidad de páginas escritas sobre Ampurias tocaron por primera vez esa hipótesis sentimental básica gracias a la narración de Brunet, de la mano de la fábula literaria.
La narración de 1925 venía a llenar el vacío de leyenda literaria sobre Ampurias en el momento de mayor euforia de las excavaciones. La aparición del libro gozó del apoyo de la prensa barcelonesa –en la que trabajaba Brunet-- y en particular de Josep Pla. Cargando las tintas y llevando el argumento a su molino, escribía el de Palafrugell: "Este libro es curioso desde muchos puntos de vista. Es un libro de historia escrito prescindiendo del asfixiante --y falso-- pie forzado histórico profesoral –profesional. El libro de Brunet es un libro de historia absolutamente verdadero, es decir antiprofesoral. ¿Qué representa –se dijo Brunet-- el famoso desembarco de los griegos? Representa la llegada de la escultura, es decir de la sensualidad, la cerebralidad, la malicia. La escultura es, para él, la esencia de la civilización del pueblo que llegaba. Los griegos traían esculturas para vender, pero al mismo tiempo traían unos ojos dispuestos a aprovecharse de las esculturas vivientes que había ya en el Ampurdán. Es natural que Brunet vea el desembarco como una fiesta cerebral y sensual. Es perfectamente lógico y razonado" (Josep Pla: Retrats de passaport, 1970).
En todo este contexto, reiterado desde 1925 por generaciones sucesivas, la próxima reedición de El maravilloso desembarco de los griegos en Ampurias, en la colección Josep Pla de la Diputación de Girona, es una noticia literaria digna de celebración.
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