El 4 de enero se cumplen sesenta años de la muerte de Albert Camus en accidente de carretera, dos años después de recibir el premio Nobel de Literatura. La colección de libros de bolsillo Folio de la editorial Gallimard, quien declara haber vendido veinte millones de ejemplares de sus obras, lo conmemora con una reedición. No ha elegido ninguna de las novelas, obras de teatro ni recopilaciones de narraciones del autor, sino el último de todos: la correspondencia amorosa con la actriz de teatro parisina de origen español María Casares editada en 2017, setenta años después de escribirse, cuando la hija del escritor dio finalmente autorización. El libro fue record de ventas y la reedición en bolsillo constará de 1.472 páginas. La calidad literaria espontánea de las cartas de la pareja es elevadísima. La hija Catherine Camus tenía razón al afirmar: “Sus cartas hacen que el mundo sea mayor, el espacio más luminoso y el aire más liviano por el simple hecho de haber existido”. Al final tan prematuro de su vida,
a los 47 años, Camus mantenía sin ocultarlo cuatro relaciones de pareja intermitentes pero simultáneas y estables: su segunda mujer Francine Faure, María Casares, la también actriz teatral Catherine Sellers y la estudiante danesa residente en París, Mette Ivers, que él llama simplemente Mi en los dietarios.
a los 47 años, Camus mantenía sin ocultarlo cuatro relaciones de pareja intermitentes pero simultáneas y estables: su segunda mujer Francine Faure, María Casares, la también actriz teatral Catherine Sellers y la estudiante danesa residente en París, Mette Ivers, que él llama simplemente Mi en los dietarios.
Conservó una estrecha relación con su madre de origen menorquín, Caterina Sintes Cardona, a quien visitaba en Argel o hacía viajar a Francia para reunirse. En la Menorca payesa depauperada se había producido a partir de 1830 una emigración masiva hacia Argelia, recién ocupada por los franceses, quienes ofrecían trabajo a los colonos. Entre los miles de menorquines emigrados figuraron los bisabuelos maternos de Albert Camus: Miquel Sintes y Margarida Cursach. El hijo Esteve Sintes Cursach se casó en Argelia con Caterina Cardona Fedelich, nacida en Sant Lluís de Menorca en 1857. Tuvieron nueve hijos, entre ellos Caterina Sintes Cardona, casada en 1909 en Argel con Lucien Camus y madre del escritor Albert Camus Sintes, aunque en Francia no se usa el segundo apellido materno.
La única familia que tuvo Albert Camus fue la materna Sintes. La del padre se encontraba ausente de Argel, perdida en la región de Burdeos entre las neblinas de una lejana emigración. La familia Sintes estaba dominada por la abuela, que era quien contaba más recuerdos de Menorca y se dirigía a su hija en lo que Camus califica de paso de “extraño patués”. La madre de Albert Camus era iletrada, sorda y con dificultades de habla, casi muda, lo que no le impidió trabajar de mujer de la limpieza y criar a sus dos hijos. La novela El primer hombre está dedicada a su madre: “A ti, que no podrás leer nunca este libro”.
La empresa vinícola francesa en que trabajaba el padre Lucien Camus envió a la familia a Mondovi (hoy Dréan), centro agrícola de la región de Bône (en árabe Annaba), en los confines de la frontera tunecina. En Mondovi nació Albert Camus el 7 de noviembre de 1913. El progenitor fue movilizado en 1914 y murió en combate en la batalla del Marne.
La madre y los dos hijos regresaron a vivir a Argel, en casa de la abuela menorquina del barrio popular de Belcourt. Albert Camus se crió en un ambiente de “petits blancs” trabajadores que se relacionaban poco con los árabes. No hay ningún personaje árabe con nombre y apellido en sus libros.
En 1935 se licenció en Filosofía en la Universidad de Argel y se casó con la joven de la ciudad Simone Hié. Aquel verano los recién casados viajaron a Mallorca e Ibiza, sin visitar la Menorca de la rama materna. Sería su único viaje al conjunto de España, debido al franquismo que se implantó a continuación. Ninguno de los estudiosos sobre Camus ha podido explicar por qué no pisó Menorca, a pesar de las raíces familiares y la identificación de siempre con una intuitiva civilización mediterránea. Menorca no tiene ninguna referencia identificable en toda la obra del escritor.
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