La enésima manipulación histórica sobre el campo de Argelés

Las autoridades del departamento de los Pirineos Orientales (Perpiñán) acaban de presidir el acto inaugural de la digitalización, abierta a todo el mundo en línea, de la base de datos de los archivos oficiales con la lista nominal de los internados en el campo de concentración de la playa de Argelés de septiembre de 1939 a noviembre de 1942. Al primer vistazo parece una buena noticia, en realidad constituye la enésima manipulación de los hechos históricos, porque se abstiene de precisar que en septiembre de 1939 el campo de Argelés ya no era ni la sombra de lo que fue al abrir en plena Retirada del febrero anterior. El recibimiento inhumano de la República francesa a los refugiados republicanos españoles conoció dos fases

muy distintas. El hecho de mezclarlas pretende encubrir la crueldad de los primeros meses, muy diferente de la gradual organización posterior. Sería imposible digitalizar la “base nominal” de los internados de los primeros meses, porque no la hubo. La tarea de las autoridades francesas de la época logró que más de las tres cuartas partes de los 450.000 refugiados republicanos (la mitad soldados, la otra mitad civiles) ya hubieran “escogido” regresar a territorio español tras los primeros meses, a pesar de la suerte que les esperaba.

Detrás de las alambradas plantadas en la arena desnuda de la playa en pleno mes de febrero, en el campo de Argelés y acto seguido en los vecinos de Saint-Cyprien y Le Barcarès murieron miles de refugiados republicanos, que las autoridades francesas jamás contaron. El campo de Argelés fue clausurado provisionalmente a la llegada de la temporada turística del verano (los internos fueron transferidos al Barcarès) y abierto de nuevo en septiembre, con un número mucho más reducido de unos 20.000 internos (14.000 hombres, 2.500 mujeres y 2.500 niños). Se vio muy afectado por las inundaciones de octubre de 1940 y poco después cerró definitivamente. El de Saint- Cyprien cerró en octubre de 1941, el del Barcarès en verano de 1942.
Digitalizar y poner a disposición del público la “base nominal” de los internados a partir de septiembre de 1939 es una forma de no hablar de lo que pasó los meses anteriores, durante el apogeo siniestro de aquel recinto.