Ya se encuentra en las librerías Cuines amagades. Ruta gastronòmica pels bars dels 40 mercats de Barcelona (editorial Cossetània), que hemos escrito Àngela Vinent y yo como una auténtica aventura de descubrimiento, un periplo a lo largo de cada mercado y cada barrio de la ciudad, por el placer básico y amenazado de citarnos con una persona amiga y charlar con el tenedor y la copa entre los dedos. La presentación correrá a cargo de la cocinera Ada Parellada el jueves 29 de OCTUBRE a las 19h en la librería Ona de Barcelona (Pau Claris 94). Cocinar sin pretensiones, como en los bares de los mercados, no significa sin genio. Significa sin alharacas, sin la membrana del artificio ni el elitismo petulante. Esta ruta gastronómica acumula sorpresas. No solamente por la presentación o la manera de preparar determinados platos, sino por la sencilla amabilidad que las mujeres y los hombres situados detrás del mostrador suelen dedicar a la clientela. Son gente curtida. Esta guía permite encontrar de nuevo platos muy básicos que a veces son una culminación del arte de la cocina: la cocina ordinaria demasiadas veces eclipsada por la extraordinaria, la esencia frágil de los pequeños milagros de la cotidianidad. Cada barrio, cada mercado, cada puesto y cada bar son un mundo y hemos querido describirlos uno a uno. En el prólogo del libro decimos de entrada: “Al
mercado no vamos porque sea más rápido, más cómodo, más barato o más próximo. Vamos porque nos hacemos la pequeña ilusión de que es más bueno. Los mercados son un espacio de pluralidad, con sus destrezas y sus debilidades. Vivir y comprar equivale a escoger –o creer que escogemos— en función de los gustos, las ganas y las posibilidades de cada cual.
mercado no vamos porque sea más rápido, más cómodo, más barato o más próximo. Vamos porque nos hacemos la pequeña ilusión de que es más bueno. Los mercados son un espacio de pluralidad, con sus destrezas y sus debilidades. Vivir y comprar equivale a escoger –o creer que escogemos— en función de los gustos, las ganas y las posibilidades de cada cual.
El deseo apetitoso, el hambre y la sed --la necesidad de comer y beber repetidas veces cada día-- son el estímulo más incombustible a lo largo de les distintas etapas de la vida. La necesidad de amar y ser amado también lo es, aunque seguramente fluctúa más.
Barcelona dispone de una extraordinaria red de mercados municipales que otras grandes ciudades han perdido por falta de renovación o por la especulación inmobiliaria. El éxito en la renovación de las instalaciones, impulsada en su día por el alcalde Pasqual Maragall, demuestra que la tradición puede ser moderna. Sus bares constituyen una gota de agua en el océano de restauración de la ciudad, pero en lugar de estar diseminados como los otros, son una gota condensada dentro de otra gota: los mercados. T con precios más ajustados.
Una mañana, a la salida del mercado de la Guineueta, muy bien desayunados en el bar Yolanda, recordamos la frase siguiente: “El relato me lo daban ellos. Yo solo le ponía unas gotas de piedad”. La acababa de escribir el colega Josep Martí Gómez en el libro El oficio más hermoso del mundo.
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