12 oct 2020

La viña más pequeña de Catalunya en cala Jóncols

El tramo de Roses al cabo de Creus ofrece una fisonomía más dulce porque se encuentra resguardada de la tramontana y otros vientos del golfo de León. Sobresale la subpenínsula del cabo Norfeu al adentrarse en el mar con una belleza griega. El solitario Hotel Cala Jóncols abrió en 1965 de la mano de propietarios italianos junto a la antigua barraca de pescadores. Cuatro años más tarde llegaban de Andalucía para trabajar en el establecimiento el matrimonio de Pepe Gómez y Rosario Fernández. El hotel cerró diez años después y a la temporada siguiente lo reabrieron Pepe y Rosario, padres de los actuales responsables Michael y Juanma Gómez, y abuelos de Alexis y Alícia que también trabajan en él. Tenían huerto, criaban conejos, gallinas y cerdos, pescaban, cosechaban las aceitunas para elaborar aceite y extraían miel de los panales. Ahora los hijos y nietos envejecen botellas de vino bajo el agua, han abierto un centro de buceo y un servicio de taxi-boat. Tienen a gala conservar la “viña más pequeña de Catalunya”, de menos de un a hectárea, en una balcón de bancales de pared seca encarado al mar.
El hermano Juan Gómez y su mujer Isa abrieron una sucursal junto a sus hijos en la cala de al lado. El restaurante Cala Pelosa se encuentra resguardado de la tramontana por la mole del cabo Norfeu, un privilegio que siempre ha llevado a fondear a las embarcaciones, antes de pescadores y ahora de veraneantes.
Durante la Guerra Civil operó en la bucólica cala Pelosa un campo de trabajo de prisioneros republicanos, sobre todo soldados condenados por deserción, enviados a cavar fortificaciones costeras. Se mantuvo después de la guerra, hasta 1945, con prisioneros del otro bando obligados a seguir abriendo la pista militar entre Cadaqués y Roses, con un ramal hasta Punta Falconera para instalar las baterías de cañones que controlaban la entrada del golfo de Roses.

 

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