Este país dispone de algunos auténticos sabios orientales, autores de una obra ingente desmarcada del circuito académico y por lo tanto arrinconada. No les importa ser tratados de sabios de pueblo por los ignorantes altamente calificados. Llevan a cabo una labor que acumula conocimientos y polvo en los estantes de las bibliotecas comarcales. Algunos leemos sus trabajos como pistas de valor incalculable, menospreciadas por quienes pretenden hacer pagar a los autores la independencia personal y colgarles el sambenito que consideran ominoso de autodidactas.
En un momento dado pareció que la microhistoria conocía un repunte académico internacional. Se editaron obras de éxito, planteadas por eminencias universitarias como Emmanuel Le Roy Ladurie (Montaillou, village occitan, 1975) o Carlo Ginzburg (El queso y los gusanos. El cosmos de un molinero del siglo XVI, 1976). Fue flor de un día, la microhistoria regresó en seguida al recinto apartado de los estudiosos locales.
El historiador gerundense Pep Vila no ha encontrado editorial para su último trabajo Paraulari de Cadaqués, de modo que lo ha colgado a disposición de todo el mundo en el blog Vademecum. Dice que lo tenía a medio acabar desde más de veinte años atrás: “La clausura monacal impuesta por la pandemia de raíz medieval que todos conocemos me ha permitido dejarlo tal como hoy llega al lector”.
La clausura la ha observado en el caserón familiar de Can Llagosta en Palol d’Onyar, cerca de Girona, donde justo antes de la pandemia tomamos la copita de la sobremesa y charlamos de algunos de sus libros, que quise mostrar a la cámara. Ahora que no podemos tomar la copita en las mismas condiciones, recomiendo que pongan en cualquier buscador “Blog Vademecum”, entren en la obra Paraulari de Cadaqués y gocen de la sobremesa con un auténtico sabio oriental. (foto Quim Curbet)
0 comentarios:
Publicar un comentario