Cuando un europeo viaja a lo largo de América Latina se ve sorprendido por la cantidad de similitudes que halla en el mosaico de países vecinos que se autoconsideran tan distintos del país de al lado, distanciados por el patriotismo nacional de cada uno. El presente año se conmemora el bicentenario de la independencia del Perú (foco de la plata y el oro del imperio español) y los países de Centroamérica (Panamá, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica). En 2009 y 2010 ya se celebró el bicentenario de la independencia de seis países como Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, México y Venezuela. El balance más llamativo fue la negativa absoluta a organizar ningún acto conmemorativo conjunto. Los generales "libertadores" Bolívar y San Martín tienen muchos monumentos, pero quedaron bien lejos de la confederación como en Estados Unidos de América, la del norte.
El escritor uruguayo Eduardo Galeano, autor del libro Las venas abiertas de América Latina, sentenció: "La independencia en América Latina es una tarea por hacer". En efecto, tras la separación de la corona española (debilitada en aquel momento por la invasión napoleónica), las independencias significaron otras dependencias diferentes, empezando por la enorme desigualdad entre la pequeña minoría de ricos frente a la gran mayoría de pobres. Otra añadida fue el fervoroso patriotismo excluyente de cada nuevo país latinoamericano en relación con el de al lado. Es posible que un latinoamericano que viaje a lo largo de Europa experimente una sensación parecida.
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