28 ene 2021

Regresaré a Roma por placitas como esta

Entre los poderosos atractivos que hacen de Roma una ciudad para pasear y civilizarse figura que el centro histórico del antiguo imperio se sitúe exactamente en el mismo punto que el centro actual de la capital italiana, solapados en estrecha simbiosis. De este modo, en la Piazza di Pietra que acoge las ocho altas columnas subsistentes del templo del emperador Adriano se encuentra igualmente, frente por frente del monumento, el pequeño bar Salotto 42 presidido por la majestuosa buganvilia de un tono morado cardenalicio, que florecerá puntual la próxima primavera para que el establecimiento pueda desplegar unas mesitas al aire libre, igual como hace la Enoteca Spiriti justo al lado, a la hora de comer y cenar. Regreso siempre al caput mundi por placitas como esta. La buganvilia, más sufrida que el jazmín, es una trepadora que solo pide calidez solar para mantenerse florida primavera, verano y otoño.
El bar Salotto 42 lo abrieron en 2004 Damiano Mazzarella y su mujer, la modelo sueca Malin Persson. Sus cócteles no son de los baratos y la clientela parece un poco pija, pero todo esto pasa a segundo plano con facilidad una vez situados con paz de espíritu bajo la buganvilia, frente a las altas columnas roídas y orgullosas del templo de Adriano. Los gloriosos negroni de la casa (ginebra, Campari y vermut rojo en proporciones sutiles) suben un poco a la cabeza, sobre todo si se repite. O tal vez se deba influjo del gran Adriano y a la fragancia de la buganvilia. Por placitas como esta…


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