La moderna biblioteca pública del barrio barcelonés de Fort Pienc, junto a la Estación del Norte, vuelve a estar cerrada desde antes de las fiestas navideñas por obras de reparación de duración indefinida, pese a tratarse de una de las joyas de corona de la red. Fue inaugurada en 2003 y galardonada aquel año con el premio Ciudad de Barcelona de arquitectura. Los tres pisos y la magnífica terraza de la biblioteca ya cerraron cerca de un año en 2016, por la caída de una parte del falso techo. Lo más incomprensible no es la reiterada necesidad de reparaciones en una obra nueva, sino la lentitud de estas obras en un centro público tan concurrido. Esta manzana de nueva construcción en el barrio de Fort Pienc (entre las calles Sicilia, Sardenya, Ausiàs March y Alí Bei), diseñada por el laureado arquitecto Josep Llinàs, incluye un centro cívico y ateneo con auditorio, un mercado, una guardería infantil, una escuela y una residencia de ancianos, además de la biblioteca municipal ahora cerrada.
Instalaciones tan dinámicas en condiciones normales dentro de la vida del barrio no deberían verse enturbiadas por casos incomprensibles, como la repetición y la lentitud de las obras de reparación. Merecerían al menos una explicación y una disculpa, que hasta ahora no se han dado.
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