Holanda es una tierra baja atlántica y deltaica, tiene la humedad metida en el carácter, pero a la llegada del buen tiempo conoce un estallido vital sin comparación. Los años sin confinamiento pandémico como ahora, un millón de devotos peregrinan de finales de marzo a finales de mayo al Keukenhof, el parque floral más extensos de Europa, donde florecen de golpe siete millones de bulbos (tulipanes, jacintos, narcisos) plantados cada año de forma distinta a lo largo de treinta hectáreas de parterres. El subidón de las liliáceas provoca una auténtica iluminación de fe en el papel social de las flores. La jardinería --la botánica urbanizada— es uno de los indicadores sutiles del grado de civilización de cada lugar. Los holandeses han convertido las flores en una demostración de fuerza y cultura, en otra exhibición de su dominio de la naturaleza. El segundo gran momento primaveral del pequeño país lluvioso llega con la aparición en las calles de los puestos de “maatjes” o arenques nuevos marinados, engullidos allí mismo por los transeúntes con un estudiado movimiento de suspensión por la cola con los dedos sobre la boca abierta, orientada deleitosamente al cielo (como aquí hacemos con los calçots). Nosotros identificamos al arenque con un pescado seco y prensado, dentro de una antigua modalidad de conservación. En el Mar del Norte lo han consagrado en especialidades más afinadas de arenque nuevo, fresco, recién pescado, consumido en crudo, suavemente marinado en agua salada, descabezado, sin espina y limpio de tripa, pero entero.
El día de glorioso del año en que los primeros puestos se instalan en la calle, renuevan el milagro del acceso general a una de las carnes más perfumadas y tiernas del mar, comida con devoción comprensible. También los preparan en escabeche, ahumados, fritos o al vapor, aunque nada iguale la simplicidad del máximo placer brindado en cualquier esquina: el arenque nuevo saboreado al paso, con la boca orientada al cielo. Para ellos es como un retorno a sus raíces del mar. El tulipán simboliza Holanda, pero su modalidad de arenque tiene el mismo mérito, la misma delicadeza sabia.
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