Algunos hombres "blasés", de vuelta de todo, pretenden que el paisaje es una construcción del espíritu, un idilio del pensamiento, una valoración subjetiva de cada mirada y cada época. No es del todo cierto. Los liderazgos estéticos en materia paisajística resultan sin duda opinables, indemostrables, incluso ridículos. La belleza se resiste a verse codificada, pero existe. Se puede