23 jul 2015

La guerra económica aumenta la compra de islas privadas, no solo en Grecia

La isla griega de Agios Thomas (1,2 km2 de extensión), situada en el golfo Sarónico cerca del puerto del Pireo, ha sido comprada este mes de julio por 15 millones de euros por el multimillonario norteamericano Warren Buffet en asociación con el financiero Alessandro Proto, accionista del diario The New York Times y de la agencia inmobiliaria londinense Proto Organization Ltd. En el mismo momento el actor Johnny Depp ha pagado 4,2 millones de euros por el islote griego de Strongylo, en el mar Egeo. El magnate Warren Buffet se hizo famoso al declarar en una entrevista a la CNN, citada por The New York Times el 26 de noviembre de 2006: “Claro que hay una lucha de clases, pero es mi clase, la de los ricos, quien la está haciendo y ganando”. Se
trata de una sentència clarividente y cínica sobre la miseria inherente a la riqueza, más concretamente a los mecanismos de adquisición y multiplicación concentrada de la riqueza en pocas manos de los príncipes que nos gobiernan de facto.
El Fondo Heleno de Privatizaciones, nombre que adopta la agencia gubernamental encargada de la privatización de compañías y bienes públicos de Grecia por imposición de la troica de organismos internacionales de acreedores, ha anunciado la lista de 47 islas griegas deshabitadas puestas en el mercado inmobiliario internacional como sistema de obtención de ingresos. Algunos están aprovechando la oferta, recién agarrada del árbol, con la fruta aun caliente del sol.
Grecia dispone de 1.440 islas, de les que 227 son habitadas. En los catálogos on line de las principales agencias inmobiliarias especializadas siempre puede encontrarse alguna isla griega en venta. 
En 2012 el multimillonario ruso Dimitri Rybolovlev compró por 117 millones de euros la de Skorpios, propiedad hasta entonces de Athina Onassis Roussel, heredera de Aristotelis Onassis. El mismo año el emir de Catar, Hamad bin Khalifa Al Thani, adquirió por 8,5 millones de euros un lote de seis islotes en el mar Jónico (el de Oxia y el archipiélago de las cinco Equínadas, cerca de Ítaca) por 8,5 millones de euros. 
La compra-venta de islas que en algún momento consiguieron ser registradas como propiedad privada es una constante, también en Catalunya (por ejemplo la de S’Arenella, en Cadaqués) y las Baleares. En 1990 una agencia inmobiliaria mallorquina puso a la venta por 24 millones de pesetas S'Illeta, a setenta metros de la costa de Sóller, con una extensión no edificable de 33 hectáreas, sin suministro de agua dulce. El mismo año se vendió la isla de Gallinara, en la costa amalfitana de Italia. 
Tres años más tarde ofrecían por 17 millones de francos franceses la isla Petit Ribaud, cerca de Porquerolles (Costa Azul), con una hectárea de superficie, puerto privado y chalet de 235 m2 edificados. En 2007 se vendió la isla ibicenca de 6 hectáreas de Sa Ferradura por un importe que la revista norteamericana Forbes cifró en 32,99 millones de euros (la de Tagomago, en las mismas aguas, había sido vendida poco antes por 7,5 millones de euros). 
En 2014 los habitantes de Venecia se movilizaron contra la decisión del gobierno italiano de subastar la concesión a empresarios privados durante 99 años de la isla Poveglia de la laguna veneciana. La campaña propuso que cada ciudadano interesado pusiese 99 € para que siguiese siendo pública. 
En el planeta Tierra en general –una esfera con tres cuartas partes de agua—la cantidad de islas es casi infinita, como las estrellas del cielo. Los atlas certifican unas 400.000, sin contar las islas fluviales (el meollo de Nueva York es la isla fluvial de Manhattan, como el de París la Ile de la Cité, por poner dos ejemplos). Solo el Mediterráneo hispánico suma más de 200 islas menores, al margen de la entidad de las Baleares y Pitiusas. 
Al hablar de islas tampoco debe pensarse solamente en confetis marítimos, dado que la isla de Australia tiene 7,7 millones de km2 y la de Groenlandia 2,2 millones. Islandia se llama así porque reúne a 10.000 islas e islotes, el mismo número que Indonesia. Algunas primeras potencias mundiales son islas, como el Reino Unido o Japón. 
Si abrimos más el foco histórico, la isla de Manhattan fue comprada el año 1606 por un colonizador holandés a los indios autóctonos mediante un lote de tejidos, collares y quincallas valorado en 24 dólares de la época, del mismo modo que España vendió las islas Carolinas y las Marianas a Alemania por 25 millones de pesetas en 1899. 
Hoy las islas no se compran solamente en el catálogo de las agencias inmobiliarias. También pueden comprarse de otra manera, a través de la economía turística y las propiedades de terrenos de los extranjeros, favorecidos en su poder adquisitivo por situaciones económicas muy desiguales. Es la diferencia entre la guerra militar y la guerra económica, aquella que Warren Buffet dice con conocimiento de causa que los ricos están haciendo y ganando.

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