La entrada en servicio comercial ayer lunes del tramo interfronterizo de la nueva línea eléctrica de muy alta tensión (MAT), inaugurado sobre el terreno con toda la pompa oficial hace siete meses por los presidentes de los gobiernos francés y español, representa otro episodio misterioso del gran negocio de las compañías eléctricas. El espacio de siete meses transcurridos entre la inauguración oficial y “la entrada en fase comercial” no ha encontrado explicación comprensible. Además, se trata de un encendido parcial, gradual, limitado de momento a una parte de la capacidad de intercambio o compraventa de la nueva “autopista eléctrica” entre
Francia y España.
Francia y España.
La electricidad en sí misma, su producción, distribución y facturación al consumidor, es un misterio de la vida moderna, intricado y creciente como el calambre de la factura de la luz que cada ciudadano recibe puntualmente. El suministro de electricidad es un servicio público básico, explotado por compañías privadas que se han convertido en grandes poderes económicos, bajo una regulación gubernamental tan laxa como la del Banco de España sobre las entidades bancarias.
Los estudios y debates sobre el impacto ambiental de la cicatriz abierta por el trazado de la nueva MAT sobre el territorio han durado dieciséis años, pero los 44 km de su estentóreo recorrido entre Bescanó (Gironés) y Santa Llogaia d’Àlguema (Alt Empordà) se han construido en un tiempo récord de 18 meses. Un total de 400 propietarios han sido expropiados para abrir paso a las monumentales torres metálicas de 55 metres de alto y 10 de ancho en la base.
El tramo que ahora entra en servicio comercial se une a los 86 km ya estrenados en 2010 entre Sentmenat (Vallés Occidental) y Bescanó. En cambio, los 60 km restantes entre el Alt Empordà y Baixàs (del lado francés de la frontera, cerca de Perpiñán) han sido soterrados para satisfacer las numerosas protestas mediante un túnel interpirenaico paralelo al del tren AVE, como si este tramo del paisaje recibiese más consideración que el abrumador trazado aéreo de los demás. El primer tramo del trazado contó con un presupuesto de 100 millones de euros, el segundo 66 millones y el tercero soterrado 700 millones (diez veces más que si fuese aéreo como el resto).
Los responsables argumentan que la construcción de la MAT era indispensable para asegurar el suministro de Girona, la Costa Brava y el tren AVE. Responde a la directiva europea que obliga a los países miembros a estar enlazados en un mínimo del 10% de su capacidad de consumo, aunque la MAT actual solo garantiza el 6% (hasta ahora era del 3% entre España y Francia).
El carácter altamente enrevesado de les explicaciones públicas sobre la gestión de la red eléctrica, igual que sobre la factura que recibe cada ciudadano, resulta de una opacidad sospechosa en una sociedad democrática y reclama la misma transparencia que cualquier otro sector sensible de la vida en común. Debe reconocerse asimismo que la opacidad de las compañías eléctricas concuerda escrupulosamente con la de unos cuantos sectores estratégicos más, dentro de una complejidad deliberada que encubre la actividad –y los beneficios—de los oligopolios de facto.
Las multincionales van a sus anchas, son las que mandan. El poder político está completamente sometido por la cuenta de resultados de las compañias y la voluntad popular y el bien público no cuentan para nada. Pagamos los recibos al precio que fijan y nosotros sin rechistar y los políticos, pendientes del giro de las puertas giratorias, dan siempre la razón a las multinacionales. El club Bildelberg ya lo planificó así: los estados y los políticos sometidos a los mercados. Ahora nos espera el tratado de libre comercio que afectará a Europa y tendremos que claudicar a la voluntad de los ejecutivos de las grandes compañías transnacionales. Ninguna esperanza.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó