Ayer me levanté con hambre y fui a desayunar al mercado del pescado de Mercabarna en compañía de una de las mejores cocineras de la ciudad. Nos desplazamos tranquilamente en metro. Antes de las 6h30 de la mañana ya habíamos llegado, dispuestos por adelantado a comer unas sardinas a la plancha recién pescadas y beber un porrón de vino. La expectativa se vio muy encogida por la realidad. Los tres bares del mercado del pescado de Mercabarna solo ofrecen donuts, croisanes y la lista de bocadillos usuales. Un resquicio de la dura realidad permitió en última instancia que nos ofrecieran un pulpo a la gallega
y un vinito blanco que no estaban mal. El local era ruidoso, desangelado y caro.
y un vinito blanco que no estaban mal. El local era ruidoso, desangelado y caro.
Mercabarna nació cuando en 1971 cerraron el Born. Trabajan 7.000 personas y transitan cada día 23.000, así como 14.000 vehículos hasta sus puertas y 2.000 toros mecánicos en el interior. Cuenta con un hotel, 23 bares y restaurantes, una escuela maternal, un ambulatorio, siete sucursales bancarias...
Sus 90 hectáreas de extensión equivalen a 90 manzanas del Eixample. Más que un mercado, ahora lo llaman un polo logístico. Factura 5.000 millones de euros al año. Debe ser el único lugar importante de la ciudad y del país sin turistas.
En Mercabarna el Mercado de Frutas y Hortalizas y el Mercado de la Flor trabajan de día. En cambio el Mercado del Pescado y Marisco lo hace de noche: a partir de les 4h de la madrugada ya salen las primeras camionetas cargadas por los primeros compradores. Pero los tres bares de este gran mercado del pescado tienen en la punta de los dedos las condiciones para ser auténticos campeones y juegan en tercera regional.
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