Pocos días atrás algunos discípulos del maestro de periodistas Manuel Ibáñez Escofet celebraron un acto de recuerdo con motivo de su centenario (en la foto). El redactor del diario La Vanguardia Josep Playà encabezó la crónica del acto con las palabras siguientes: “El periodismo es un oficio raro. Exige curiosidad, imaginación, sensibilidad cultural, saber escribir, orgullo y a la vez humildad, incluso un cierto histrionismo”. Con esas palabras el cronista pasaba lista a la doctrina que Ibáñez Escofet aplicó antes de la Guerra Civil en la redacción del diario El Matí y después en El Correo Catalán, Tele/exprés y La Vanguardia. La última vez que fui a visitarle en su casa ampurdanesa
de Capmany, poco antes de morir en 1990, me dijo de nuevo, con aquella severidad que solía poner en sus proverbiales contundencias: “El periodista debe tener tres cualidades: pasión por escribir, curiosidad y humidad”. Yo asentía con una media sonrisa. Se lo oí decir tantas veces, que si no me lo hubiera repetido le habría encontrado caduco, y eso su trayectoria de seductor paternal no lo habría tolerado.
de Capmany, poco antes de morir en 1990, me dijo de nuevo, con aquella severidad que solía poner en sus proverbiales contundencias: “El periodista debe tener tres cualidades: pasión por escribir, curiosidad y humidad”. Yo asentía con una media sonrisa. Se lo oí decir tantas veces, que si no me lo hubiera repetido le habría encontrado caduco, y eso su trayectoria de seductor paternal no lo habría tolerado.
Hoy el periodismo se hace de otra manera y en las históricas bodegas de Capmany el vino ha mejorado mucho. Pero yo soy de la escuela de Ibáñez Escofet y si este blog en que ahora escribo se llama “Apología de la curiosidad” es porque algo le debe al estilo que inculcó.
En el diario de ayer Antonio García Ferreras decía, en conversación con Sergi Pàmies: “Para mi el periodismo son tres cosas: explicar qué ocurre, revelar lo que oculta un determinado poder e intentar ser, humildemente, una conciencia crítica incansable”.
Son los mismos principios de Ibáñez Escofet, dichos con otras palabras. Caigo en la cuenta que cuando hablábamos en términos coloquiales todos le llamamos siempre “el Ibáñez”, no “el Escofet”. Los cambios del periodismo han sido inmensos desde su época, se reflejan sin duda en el estilo y también en aquel cierto histrionismo que apuntaba.
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