Roma no se la acaba nadie, por eso es la ciudad Eterna. El próximo 1 de marzo abrirá, tras largos años de obras de restauración, el mausoleo del emperador Augusto, la mayor tumba circular del mundo (87 metros de diámetro). Se halla en pleno centro, justo al lado del Ara Pacis (foto adjunta) que él mismo hizo construir, recubierto en 2006 por el arquitecto Richard Meier, también autor del blanco edificio barcelonés del Museo de Arte Contemporáneo (MACBA) en el Raval. Richard Meier logró convertir este rincón a orillas del río Tíber, dominado por una circulación automovilística alocada, en una plaza agradable para la gente. Ante el logro, los datos históricos del monumento pasan a segundo término, aunque sea un segundo término sublime.
El Ara Pacis o Altar de la Paz es un templo rectangular de mármol levantado el año 13 aC en honor de la paz conseguida por el emperador Octavio Augusto en la Galia e Hispania. Tanto el Ara Pacis como el gigantesco mausoleo vecino se vieron sepultados con el paso de los siglos, como tantas otras ruinas romanas. A raíz del bimilenario del nacimiento de Octavio, en 1937 fue reconstruido con fragmentos originales a orillas del Tíber.
El arquitecto Richard Meier no dudó: recubrió el Ara Pacis con un moderno edificio blanco respetuoso con el contenido pero mucho más vistoso de lo que hubieran deseado los partidarios de les ruinas ruinosas. Ahora lucen el Ara Pacis, el mausoleo y el lugar. La gente se da cita ahí, los pasean, se sientan, juegan. Forman parte de los elementos vivos que contribuyen a la sensación de familiaridad cultural del ciudadano de hoy cuando pasea y se civiliza en Roma. (foto Quim Curbet)
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