15 feb 2018

Algunos círculos culturales no han descubierto aun el Mediterráneo

Me alegré al ver el pasado sábado que el suplemento cultural Babelia del diario El País dedicaba dos páginas al historiador inglés John Julius Norwich a raíz de la traducción al castellano de dos libros suyos. Después de leer aquellas dos páginas, no podía creerlo. Le presentaban, lógicamente, como destacado divulgador sobre Bizancio y Venecia. Sin embargo omitían su condición de historiador del Mediterráneo en conjunto a través de la magna obra El Mediterráneo. Un mar de encuentros y conflictos entre civilizaciones, publicada en 2006 y traducida al castellano en 2008, pese a que el libro fue objeto de una elogiosa reseña en el mismo
suplemento por parte de Garlos García Gual al d’editarse en castellano. Es el mismo error, persistente, que cometió la también doble pàgina que le dedicó el diario La Vanguardia el 30 de diciembre, escrita por el corresponsal en Londres, con motivo de sus últimas novedades editoriales.
Sin embargo la panorámica que ofrece Norwich  en El Mediterráneo. Un mar de encuentros y conflictos entre civilizaciones tiene escasos precedentes y convierte al autor en uno de los historiadores más destacados sobre el tema. La historia del Mediterráneo elaborada por Norwich, desde el alba de la historia hasta hoy, adolece de un punto de vista rigurosamente británico, pero no deja de constituir uno de los esfuerzos de visión global más admirables.
Además, Norwich es un historiador muy popular en el Reino Unido, como presentador de documentales televisivos sobre la especialidad y miembro más o menos díscolo de la cámara de los lores hasta hace muy poco. A parte de los hijos de su primer matrimonio, es el padre de Allegra Huston, nacida de su affair con la bailarina Enrica Soma cuando estaba casada con el director John Huston. 
No reconocer a lo largo de dos páginas enteras su condición de gran historiador del Mediterráneo resulta incomprensible. Me consolé con el gesto expiatorio de abrir de nuevo su libro y leer un par de párrafos al azar. 
El primero sobre el pionero geógrafo griego Heródoto: “A pesar de haber sido escrito dos mil quinientos años atrás, sigue siendo sorprendentemente leíble, animado por sus incontables digresiones, anécdotas y fragmentos de curiosas informaciones recogidas a lo largo de los viajes del autor. Toda la obra desborda un irresistible sentido de la curiosidad, de la maravilla, de la aguda fascinación por la belleza y la diversidad del mundo que le rodea”. 
El segundo fragmento es sobre la reconquista de Jerusalén por los cruzados en junio del año 1099: “En medio de escenas de espantosas carnicerías, los soldados de Cristo se abrieron camino hasta Jerusalén, donde celebraron la victoria degollando a todos los musulmanes de la ciudad y quemando vivos a los judíos en la principal sinagoga... Ahora quedaba al descubierto que toda la cruzada no era más que un monstruoso ejercicio de hipocresía, en el que los motivos religiosos fueron el simple disfraz de un imperialismo sin vergüenza”. 
El gran libro silenciado en ambas dobles páginas sobre Norwich se titula, lo repito, El Mediterráneo. Un mar de encuentros y conflictos entre civilizaciones.

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