11 may 2021

La Venus de mi casa que comparto con el museu del Louvre

A raíz de uno de los viajes a Italia compré en una librería el espléndido cartel a todo color de la exposición Del Tiziano al Greco: per la storia del manierismo a Venezia 1540-1590, montada en Venecia en 1981. El cartel reproducía casi a tamaño natural el cuadro “Venus y el amor”, del pintor holandés Lambert Sustris, uno de los numerosos ayudantes del taller veneciano de Tiziano. Presenta una reclinada Venus desnuda que juega con dos palomas blancas situadas en el suelo mientras un puto (en italiano un angelito, un cupido) le enseña su flecha (foto adjunta). Tal como corresponde al manierismo del siglo XVI, el artista se entretuvo igualmente en pintar los detalles del lujoso diván sobre el que se encuentra la Venus protagonista, así como el drapeado del cortinaje de fondo y un horizonte con elementos arquitectónicos y paisajísticos.
Enrollé el cartel cuidadosamente para el viaje de retorno. Una vez aquí lo mandé enmarcar con madera color púrpura mate, un passe-partout blanco y un cristal de protección que agrandan más aun la escena. Ocupa hace largos años toda una pared de la sala de casa, algo empalidecido por el paso del tiempo, con los colores ligeramente desteñidos, pero plenamente atractivo y presidencial.
El cuadro original cuelga en la misma sala del Louvre que la Gioconda. Todo el mundo va por la Gioconda de Leonardo, sin embargo la misma sala alberga una cincuentena de telas italianas coetáneas, con profusión de obras de Tiziano, Veronese, Tintoretto y sus discípulos.Yo acudo por mi Venus. El Louvre restaura las telas cada dos per tres y los colores no pierden como en mi casa, pero el cuadro original solo lo contemplo de vez en cuando y la reproducción de casa la miro cada día. Una cosa vaya por la otra.

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