La obsesión de la monarquía francesa por delimitar el territorio mediante "fronteras naturales", como la del Pirineo, es una estupidez histórica y geográfica que solo pudo ser aplicada allí donde lo consintieron otras monarquías como la española, indiferente --o tal vez contentada—ante el hecho de ceder una parte de Cataluña a otro Estado que no tenía más argumento de peso que su superioridad militar, diplomática y administrativa.
La corona francesa no lo logró con la "frontera natural" del norte, en Flandes, ya que las monarquías germánicas negociaban de otro modo que la española. Los catalanes roselloneses pasaron a ser franceses sin haberlo sido nunca ni desearlo. En cambio los walones, franceses por lengua y cultura, anexionados a Francia durante la etapa napoleónica y que se habrían integrado en ella gustosos, acabaron creando el minúsculo Estado-tampón de Bélgica, por la incapacidad francesa de imponerse a las potencias nórdicas, más